A GLORIOUS ACCIDENT

  • Escultura cinética modular
  • 5 piezas mecánicas interconectadas de aluminio fundido galvanizado (58 x 20 x 13 cm cada una), motores y baterías

“El individuo necesita esa narración, una narración interior continua, para mantener su identidad, su yo”. Oliver Sacks.

Aún no está claro como el progenote, o primera célula que vivió en la tierra, se organizó como ser aislado y comenzó a evolucionar y desarrollarse hasta dar lugar al hombre. Partiendo de aquí, Eugenio Ampudia se interesa por los organismos -células, bacterias y seres unicelulares- que habitaban las aguas del océano primigenio y que se fueron uniendo en estructuras tubulares a fin de facilitarse el acceso a los nutrientes. Con el tiempo, los tubos se fueron cerrando dando lugar a seres pluricelulares mucho más desarrollados que, mucho tiempo después, salieron del agua en forma de una multiplicidad de formas autónomas y con un alto nivel de conciencia, es decir de “ser”.
En busca de nuevas posibilidades, estos organismos se reproducen y expanden, por partición, y a su vez se dividen en blastómeros, que vuelven a dividirse hasta dar lugar a distintos órganos que tienen funciones determinadas dentro del ser vivo.
El artista interrelaciona forma, espacio y movimiento, y además, como viene siendo habitual en su obra, hace partícipe al espectador generando una sensación de extrañeza visual y de desconcierto óptico.
Así, Ampudia desarrolla una instalación cinética para la que toma como punto de partida la base neuronal de la conciencia y la selección experiencial. La experiencia surge de la enorme cantidad de interacciones recíprocas entre los sistemas de la memoria y los sistemas relacionados con la categorización perceptiva. Se cuestiona así sobre la conciencia del ser y sus implicaciones. Lo que somos y “con qué” somos, dónde empezamos a ser y qué parte de nosotros es la que nos hace ser.

Blanca de la Torre